Imaginarium. Pinturas de Rafael Romero

De del dia 08/09/2017 hasta el dia 22/10/2017
Rafael Romero

Inauguración Virnes 8 de Septiembre a las 19h

Se podrá visitar hasta el 22 de Octubre de 2017

"Muchas son las nostalgias, los viajes al recuerdo, que llegan a partir de nuestra madurez vital. La incertidumbre del futuro, parece difuminarse para dejar paso a los anchos territorios del pasado. Hacia este pasado, mayoritariamente idealizado, nos dirigimos en un Nostos, "volver", no exento de "dolor", Algos, en cuanto a que lo que fue, sabemos y constatamos, no volverá a ser nunca más. Estos viajes de regreso, idílicos y selectivos pertenecen quizás a mecanismos suficientemente practicados por todos, ontológicos trayectos que cada uno decide individualmente, pero sin embargo, existen nostalgias quizás más universales, reflexiones éticas, filosóficas, incluso espirituales que procedan en profundidad a los aforos más sensibles del ser humano. La más importante de mis nostalgias existenciales, la que más me pesa, es la nostalgia de plenitud y esta viene dada por sentirme, seguramente como todos nosotros, un ser incompleto, frágil, efímero, caduco e infeliz.

La creatividad, se manifiesta, en su amplio espectro de posibilidades, como una vertiente terapéutica hacia estas fragilidades, la más frágil la finitud de la existencia, en grandes palabras, la muerte. Así los hombres, hemos creado constantemente espacios de refugio de "papier maché", cartón-piedra, engaños sutiles, como El Jardín de Gilgamesh, la Utopía, según Tomás Moro o sin embargo por Evémerus, la Isla de la Inscripción Sacra. Hesíodo en sus mitos nos ilustra y dirige en el mismo sentido, obsesivamente hacia estas dimensiones, leyendas, narrativas oníricas de felicidad, por no ampliar el espectro a dimensiones no menos válidas como las platónicas donde se preconizan estados idílicos, así mismo en el ámbito de las teológicas en cuanto a la defensa desde las religiones de paraísos y reinos celestiales donde el ser disfruta del descanso eterno, si lo merece, claro. Todas estas Arcadias, tierras de felicidad, simplicidad y paz, son las aspiraciones humanas, la resolución teórica y conceptual de esta nostalgia magna que tanto me preocupa.

Nada de esto es nuevo y de hecho yo solo he pintado mis particulares Arcadias, creo que ha sido un tema obsesivo, el único tema, este IMAGINARIUM, territorios de paz, de esperanza, paraísos ideales, lugares donde depositar el alma cansada, fugas ontológicas mediante viajes que deben liberarme ... Siempre he gestionado así mis preocupaciones existenciales, pintando buscando mi paz, lejos de filosofías complejas, buscando una felicidad del intimidad, de camino quizás poético, nada más.

Con esta serie de pinturas "Imaginarias", este "imaginario" pictórico, este "IMAGINARIUM" del alma, me adentro nuevamente y plásticamente en esta reincidente necesidad de superación del duelo que me produce la temporalidad y la finitud de las cosas, luto, también hay que decirlo, paliado cuando soy consciente de vivir intensamente el presente, el único espacio temporal que tiene certeza.

Como pintor y con mis iconografías, vuelvo a la Ítaca de los orígenes al encantamiento, a la idealización del ausente, a la enigmática distancia que separa el ayer del hoy. Extraordinarias, en definitiva, posibilidades de creación de mundos ideales, sublimidades psíquicas que no son otra cosa que un gran NO a un mundo intolerable, pues este miedo a los límites, se hace más intensa en un mundo insensible y deshumanizado, donde estos que vivimos en la utopía, en el refugio anímico, estos pobres, pero dignos "obreros de las emociones", nos sentimos verdaderamente solos ante tanta ignorancia, tanto refugio en el "tener", que no en el ser.

Por eso pinto heroicamente mis iconografías, y digo heroicamente porque lo hago adentrado en la más profunda soledad y silencio, luchando incansablemente contra un "dolor de siglo" que mayoritariamente mira a los artistas como extranjeros, fuera del sistema opresivo, peligrosos individuos cuestionadores del universo, locos que intentamos poner orden al caos.

Mis pinturas resultan un punto de encuentro extraño entre seres y objetos, encontrada en un mundo épico que parece simple pero que es profundamente complejo, refugio en el infinito, vuelta a casa, vuelta al ser, al ser pequeño y primigenio, al niño capaz de colorear el cielo con colores imposibles, a disfrutar intensamente dibujando con el dedo en los cristales de la ventana refugiado de la lluvia, vuelta al adolescente que descubre su maravillosa sexualidad.

Mis actores, son símbolos, nada más.

Espíritus humanos con forma de pájaros que volando descubren infinitos misterios, pájaros huidos de las ataduras terrenales que se dirigen hacia la soñada trascendencia, quizás las migraciones instintivas hacia la felicidad del sur cuando en el norte cae la frialdad glacial. La migración de la mística sufí de la ignorancia hacia el conocimiento.

Ciudades, la ciudad-mundo, la ciudad-universo, lugar donde hombres y máquinas comparten esclavitud, esclavitud que se para cuando la ciudad duerme, ciudades dormidas y alejadas del sufrimiento mientras duermen, bajo la luna, que es madre universal, plenitud , señora del cielo, necesario poder femenino, símbolo del mundo anímico, nacimiento y muerte en sus ciclos.

Barcos, asociados a la idea del viaje, el viaje de tráfico, por todos los mares posibles, tal vez la navegación definitiva, el último viaje, sin embargo el viaje de vuelta, el viaje de vuelta a casa, a Ítaca como Odiseo.

Y mis admirados Ichthys, peces, los tan espirituales peces de la mística cristiana oriental, los peces de San Aberci, nacidos del agua, el agua regeneradora, los vitales peces, símbolos de la necesaria fuerza espiritual.

Y los gatos, que han sido siempre estimados compañeros de mi viaje, gatos totémicos, enigmáticos, observadores pasivos del universo, ajenas presencias animales que en el refugio de estas noches astillada de mis pinturas, bien podrían sustituir a un hombre con vergüenza de participar en esta obra escénica, este ditirambo trágico, ... el hombre ha perdido la autoridad moral, por tanto, en mis pinturas tiene prohibida su presencia.

Nostalgias por una plenitud, paz y felicidad, que deberá venir, ... dicen.

Digo yo, .., tendremos que continuar trabajando incansablemente para ganarla.

Rafa Romero

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