Los humanos siempre hemos sentido una cierta fascinación por captar como un elemento de la cultura material o inmaterial que sentimos como propio tiene a la vez una presencia universal, lo que otorga a este objeto una trascendencia. Esto es lo que pasa con el botijo: de su presencia que creíamos casi exclusiva en la Península Ibérica hemos descubierto como en "dosis" más o menos altas, los botijos están presentes en multitud de países de cuatro continentes: Europa, África, América y Asia. Sólo en Oceanía no tenemos todavía constancia de su presencia.
Internet y otras recientes tecnologías de la comunicación son las que en los últimos años nos han permitido de una manera más simple y rápida acceder a numerosos ejemplares de muchos países y descubrir, así, la presencia de botijos en lugares donde no habríamos sospechado que en encontraríamos, como en Estados Unidos, Brasil, China y otros países alejados de nuestra tierra.
En esta muestra el Museu del Càntir de Argentona ha hecho una recopilación de su colección propia y de alguna de privada que nos dan una idea de la amplia presencia de botijos de todo el mundo.
Cuando salimos de la Península Ibérica, el concepto botijo deviene menos preciso, ya que lo podríamos homologar a todos los cacharros que cumplen su misma función: el abastecimiento de agua para las personas. Es esta una necesidad universal, lo que hace que todo el mundo encontramos con gran facilidad vasijas muy diversas que cumplen esta misma función, hecho demostrativo de la gran diversidad de culturas y soluciones al mismo problema. Ahora bien: no podemos catalogar como botijos todos los cacharros que cumplen su misma función, ya que no son botijos, aunque a menudo se parecen, como ocurre con los cántaros y otros objetos de barro. Sólo podemos considerar botijos aquellas vasijas cerradas, con asa superior y que funcionan con pitorros, generalmente dos: uno para rellenarlo y el otro para beber.
Hemos procurado ceñirnos en esta muestra a la tipología del botijo tal como lo hemos definido, aunque hay que reconocer que en determinados casos encontramos objetos muy similares, como es el caso de vasos precolombinos en América del Sur o algunos ejemplares de la China. En otros casos la asimilación con el botijo es clara y no da lugar a ninguna duda, como en el caso de los botijos de Portugal, sur de Francia, Italia o el norte de África.
Queremos que el visitante haga una vuelta al mundo a través del botijo, procurando descubrir a través de este simple vasija la gran riqueza y diversidad de culturas y pueblos extendidos por la Tierra. Una diversidad que hay que proteger, potenciar y dar a conocer, que es lo que hemos pretendido con esta muestra desde Argentona, un pequeño punto en la inmensidad de nuestro querido planeta.
Os deseamos una buena travesía por el mundo a través de los botijos. Bon voyage !!!
Los humanos siempre hemos sentido una cierta fascinación por captar como un elemento de la cultura material o inmaterial que sentimos como propio tiene a la vez una presencia universal, lo que otorga a este objeto una trascendencia. Esto es lo que pasa con el botijo: de su presencia que creíamos casi exclusiva en la Península Ibérica hemos descubierto como en "dosis" más o menos altas, los botijos están presentes en multitud de países de cuatro continentes: Europa, África, América y Asia. Sólo en Oceanía no tenemos todavía constancia de su presencia.
Internet y otras recientes tecnologías de la comunicación son las que en los últimos años nos han permitido de una manera más simple y rápida acceder a numerosos ejemplares de muchos países y descubrir, así, la presencia de botijos en lugares donde no habríamos sospechado que en encontraríamos, como en Estados Unidos, Brasil, China y otros países alejados de nuestra tierra.
En esta muestra el Museu del Càntir de Argentona ha hecho una recopilación de su colección propia y de alguna de privada que nos dan una idea de la amplia presencia de botijos de todo el mundo.
Cuando salimos de la Península Ibérica, el concepto botijo deviene menos preciso, ya que lo podríamos homologar a todos los cacharros que cumplen su misma función: el abastecimiento de agua para las personas. Es esta una necesidad universal, lo que hace que todo el mundo encontramos con gran facilidad vasijas muy diversas que cumplen esta misma función, hecho demostrativo de la gran diversidad de culturas y soluciones al mismo problema. Ahora bien: no podemos catalogar como botijos todos los cacharros que cumplen su misma función, ya que no son botijos, aunque a menudo se parecen, como ocurre con los cántaros y otros objetos de barro. Sólo podemos considerar botijos aquellas vasijas cerradas, con asa superior y que funcionan con pitorros, generalmente dos: uno para rellenarlo y el otro para beber.
Hemos procurado ceñirnos en esta muestra a la tipología del botijo tal como lo hemos definido, aunque hay que reconocer que en determinados casos encontramos objetos muy similares, como es el caso de vasos precolombinos en América del Sur o algunos ejemplares de la China. En otros casos la asimilación con el botijo es clara y no da lugar a ninguna duda, como en el caso de los botijos de Portugal, sur de Francia, Italia o el norte de África.
Queremos que el visitante haga una vuelta al mundo a través del botijo, procurando descubrir a través de este simple vasija la gran riqueza y diversidad de culturas y pueblos extendidos por la Tierra. Una diversidad que hay que proteger, potenciar y dar a conocer, que es lo que hemos pretendido con esta muestra desde Argentona, un pequeño punto en la inmensidad de nuestro querido planeta.
Os deseamos una buena travesía por el mundo a través de los botijos. Bon voyage !!!